Cuando sientes que la mano de la muerte se posa sobre el hombro, la vida se ve iluminada de otra manera y descubres en ti misma cosas maravillosas que apenas sospechabas. ISABEL ALLENDE.







lunes, 20 de julio de 2009

Valencia de Don Juan


Ya no recordaba lo que era abrir los ojos y despertarte allí, no se, había pasado tanto tiempo desde la ultima vez que me quede a dormir en casa de mi abuela, tal vez haga cuatro, incluso cinco años que no lo hacia, dormirte con la luz que entra por las rendijas de la persiana, cuando un coche pasa por la calle, ese arrullo, despertarte a media noche, y comprobar que alguien a entrado a la habitación, a cogido la manta que has tirado en el suelo, y te a tapado con ella, y mirar por el rabillo del ojo, y ver que ella sale del dormitorio después de haber hecho lo mismo con tu hermana.
Despertarte y no saber donde estas, pero por el olor descubres que estas en casa, que no es tu casa pero estas en casa. Madrugar, levantarte cuando aun hay rocío en las plantas, desayunar un descafeinado y salir a la calle cuando aun se están despertando el resto del mundo.
Pasear por la calle mayor, esa brisa mañanera mientras los tenderos abren sus tiendas, las terrazas de los bares recién puestas, el olor al pasar por "El Español” ¡cuantos churros habremos comido allí!
La antigua pastelería de “Patricio”, recuerdo entrar corriendo, cuando mas gente había, darle un beso a Sagrario y salir corriendo, con una chocolatina de Milkybar en el bolsillo que ella siempre me daba, pero ese recuerdo es de cuando estaba en la plaza mayor, o puede también que fuera allí, la memoria es traicionera…

La terraza de Lope, la del Casino, sitios que nos vieron crecer. Comprar el pan recién horneado en la baguetteria, el periódico en la imprenta de Mito y Matilde… El Parque de Santa Teresa…

Últimamente vuelvo mucho la vista atrás, deje parte de mi vida a un lado al crecer, al sentirme mayor, al aceptar un papel en la vida precoz para mi momento, recuerdo cosas que pensé que había olvidado, y aunque es tarde para volver atrás, me gusta sentir ese toque de nostalgia, ese pequeño punto que me recuerda lo que una vez fui, lo que quise ser, y lo que ahora soy.
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Afortunadamente, no tenemos por qué parecernos a nuestros retratos.

2 comentarios:

  1. El recuerdo siempre nos acompañará. No conozco el lugar...lo más cerca que estuve fue en Mansilla de las Mulas. Nos pillaba de paso de mi casa en Guardo(Palencia) a León. Muchas veces fui de fiesta a Mansilla...jeje
    Para mi los olores se qeudan más grabados que las imágenes incluso

    Que disfrutes.
    Besix

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